jueves, 14 de enero de 2016

Va de privilegios

Cuando elegimos a nuestros representantes en las cortes generales les dotamos del poder legítimo de actuar en nombre nuestro durante cuatro años. No me quejo de ello, es necesario y es conveniente. 

Pueden, y lo hacen, aprobar y modificar los presupuestos, pueden y deben decidir sobre el presupuesto asignado a las cortes generales, pueden y deben aprobar el destino de dicha asignación, pueden y deben asignar fondos a gastos que faciliten el trabajo parlamentario de todos ellos.

De forma que no me parece un privilegio que nuestros representantes hayan asignado un local, aprobado unos gastos de funcionamiento y contratado a personal cualificado para mantener abierta un guardería en el Congreso de Diputados (supongo que también para las senadoras y senadores, trabajadores y trabajadoras). 

De esta forma, el ejercicio de las funciones de representación, que no son delegables, pueden ejercerse sin que la atención a los hijos de nuestros representantes sufra merma alguna.

Hasta aquí, creo que todo es normal y es deseable que así sea.

Pero mis representantes se han olvidado de mi, se han olvidado que yo también he tenido hijos pequeños y que no he contado con guardería en mi centro de trabajo, se han olvidado de establecer como obligatorias las guarderías laborales a partir de, no se cuántos, trabajadores (ponga usted el número), solamente los han establecido como posibilidad, no como obligación.

Si mi representante tiene el poder, y quiero dárselo, de decidir la instalación de una necesaria guardería laboral el el Congreso de Diputados, le pido que, con ese mismo poder, establezca la obligación de contar con este servicio en el resto de centros de trabajo; con las adecuadas limitaciones, claro,

Si no lo hace, si no se da cuenta de ello, si cree que es imposible hacerlo o que no es deseable hacerlo, no debería dedicar nuestros recursos a "su" guardería laboral. Creo que no le he dado ese poder ¿o sí?

Contar con guardería laboral en el Congreso y no regular la obligación de tener lo mismo y al mismo precio en otros lugares de trabajo es un PRIVILEGIO.

Por cierto, hay representantes nuestros en el Congreso y Senado que deben atender a alguno de sus ascendientes o descendientes, enfermos; de forma que esta atención les dificulta el ejercicio de la función que les hemos encomendado. ¿Cuándo se dotará el Congreso de un método eficaz de solucionar estos problemas de nuestros diputados y senadores?. Espero que lo hagan al mismo tiempo que los solucionan con el resto de ciudadanos.

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